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jueves, 12 de febrero de 2009

Critica de Milk, con Sean Penn

La película MILK, es un drama biográfico que está protagonizado por Sean Penn, Josh Brolin, James Franco y Emile Hirsch. Dirigido por Gus Van Sant, un excelente director, quien ya ha mostrado su sobrada capacidad detrás de las cámaras en películas como Elephant, o Paranoid Park. La historia de Milk retoma la épica de la lucha por unos ideales, en la que el héroe fallece trágicamente y su figura se convierte en un símbolo social.

Este filme muestra los últimos ocho años de Harvey Milk (Sean Penn) y sus once meses en el ayuntamiento de la ciudad, donde trabajó por evitar la discriminación de las personas gays.

Sean Penn, uno de los mejores actores de los últimos tiempos, en este filme construye un personaje extremo, que se aleja de los estereotipos sobre los gays y los políticos. No hay ni amaneramientos ni grititos, ni grandes discursos o frases hechas, sólo un hombre dispuesto a cambiar las cosas desde dentro con las armas de la gestión.

Milk propone, invita, aprieta a sus seguidores a que no teman, que le digan a todo el mundo que son homosexuales, empezando por mamá y papá. No es moral, es político: quien sepa que conoce por lo menos a uno, no votará en contra. Una avanzada de la visibilidad. Esto se resume en una escena en la que Sean Penn besa durante más de un minuto a James franco en plena calle, a vista de todos.

Los momentos íntimos como los álgidos, como los discursos y las intervenciones públicas, quedan revestidos con una profunda sensación de verdad, reforzada por la inserción de imágenes de archivo que generan un contexto aún más verídico y palpable por el público.

Se podría finalizar esa crítica, diciendo que es una gran película política y un nuevo alegato a favor de la igualdad de derechos entre todos los ciudadanos que conviven en una democracia. Y una demostración más de que la libertad, como el agua, siempre encuentra un camino por muy altas que parezcan las barreras impuestas.