Cuando una película de terror sorprende por su estilo, temática y argumento en sus primeras nupcias resulta compremetedor para la distribuidora y los directores hacerse cargo de las plausibles secuelas que podrían dar pie a una franquicia. A veces el resultado final del segundo envite es fenomenal pero la mayoría de las ocasiones es muy deficiente y decepcionante, tanto la trama como la manera de contarla quedan muy por debajo de lo esperado o deseado.
El caso de ‘Paranormal Activity’ no está exento de esta circunstancia. La primera película fue rodada con un presupuesto ridículo y con actores no profesionales, pero la historia planteada y la manera de contarla (una cámara de vídeo amateur) rebosaban originalidad. El resultado en taquilla fue millonario y como pasa siempre en estos casos la distribuidora quiso más (pasta, se entiende). La segunda parte copió los mismos elementos en pantalla pero con unos edulcorantes todavía más llamativos, impresionantes, terroríficos y alucinantes. También consiguió captar la atención del público en las salas. El reto estaba en filmar una tercera parte con algo más terrible que sus antecesoras, de modo que Paramount Pictures puso toda la carne en asador para conseguir el reto.
Al igual que sucedió en sus predecesoras, el argumento y detalles de ‘Paranormal Activity 3′ está procelosamente guardado bajo siete llaves. De modo que habrá que acudir a las salas cinematográficas, a partir del 21 de octubre, para desvelar la trama de la a priori ¿última película de la franquicia? Dirige en esta ocasión Henry Joost y Ariel Schulman.
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