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sábado, 1 de septiembre de 2012

Michael Keaton es el último fichaje de RoboCop

Un último fichaje ha venido a incorporarse al reparto de RoboCop, la nueva versión de la película homónima dirigida por Paul Verhoeven en 1987, cuyo rodaje comienza el mes próximo a las órdenes de Jose Padilha. Se trata de Michael Keaton, que viene a sustituir a Hugh Laurie, que se ha visto forzado a desvincularse del proyecto a causa de otros compromisos. ¿De doctor House a Beetle Juice? Pues sí, el que fuera dos veces Batman vendría a interpretar a Raymond Sellars, el CEO de Omnicorp, la corporación que lleva a cabo el proyecto de construcción de RoboCop. El reparto se completa con Joel Kinnaman, Abbie Cornish, Smauel L. Jackson y Gary Oldman.

Michael es la última adición al increíble reparto que hemos juntado para esta película y es genial tener la última pieza del puzzle. Es emocionante que hayamos podido sacar adelante esta innovadora nueva versión de RoboCop. Tenemos un gran guión, un gran reparto, algunos asesinos ED-209 y no puedo esperar para devolver a Alex Murphy a la calle.


Palabras de un emocionado Jose Padilha que, me pregunto, si ¿no serán más una respuesta a las declaraciones que hacía hace unos días su colega y compatriota Fernando Meirelles? El director de Cidade de Deus comentaba en una entrevista que había mantenido una conversación telefónica con el director de Tropa de Elite y su secuela, quien le había confesado el tremendo esfuerzo que tenía que hacer para sacar la película adelante. Más que nada porque sólo le aceptaban una de cada diez ideas que proponía para enriquecer el proyecto. Un proceso que acababa designando com su “peor pesadilla”.

Personalmente hubiera preferido que Michael Keaton se quedara donde estaba. En su casa. O detrás de algún personaje animado, como el Ken de Toy Story 3. The Other Guys o Post Grad son algunos de los últimos títulos en los que le hemos podido ver, aunque al menos un servidor ha conseguido evitarlo. Ni me puedo imaginar el festival de caras y muecas que vamos a presenciar, coincidiendo además en la misma película con otro actor tan histriónico como Gary Oldman.

Agotadito se va a quedar el cineasta brasileño que, no me extrañaría, va a necesitar ayuda psiquiátrica de la magnitud que necesitó Björk después de hacer Dancer in the Dark. ¿No podría Michael Keaton afrontar los otros compromisos que tenía Hugh Laurie? Ustedes me perdonen, pero es que ni punto de comparación se mire por donde se mire.