-
10101010

lunes, 22 de febrero de 2010

“Law Abiding Citizen”: Cómo poner en juego al sistema jurídico

“Law Abiding Citizen“ (F. Gary Gray, 2009) es la historia de un hombre (Gerard Butler) que, habiéndolo perdido todo, es capaz de cualquier cosa. La venganza de un padre y esposo que, diez años atrás, perdió a su mujer y su hija, que fueron brutalmente asesinadas. Ahora los criminales están en la calle por culpa del ayudante del fiscal del distrito (Jamie Foxx) que ha pactado con ellos. Tras descubrirlo, el hombre que perdió a su familia comienza a cometer una serie de asesinatos que nadie parece poder detener.

Thriller de acción ideal para evadirse y para no pensarlo detenidamente, dado que es bastante exagerado en sus circunstancias narrativas, y que no admite por ende un visionado crítico basado en la lógica. Es una cinta donde las licencias literarias están presentes de principio a fin. Ello se realiza con el afán de conseguir una alternativa cinematográfica que sobresalte y llame la atención al público que busca dejarse llevar por productos de evasión donde las variantes sean aparatosas y desmedidas.

Esta es una película a la que no hay que analizarla desde el sentido común, pues sus intenciones son las de brindar un pasatiempo donde una revancha se pone en marcha. A principio pareciera ser un filme inteligente y cerebral en la búsqueda de dejar una lúcida crítica hacia el sistema judicial. Pero poco a poco nos damos cuenta de que la cinta va por otro camino, el de querer excitar y brindar un espectáculo furioso y encendido donde el rencor contenido sale a relucir mediante un maquiavélico plan vengativo.

En fin, deben tener en cuenta que este filme no es para aquellos que quieran ver una alternativa sobria y reflexiva sobre la fragilidad del sistema judicial. Esta cinta es para quienes no les importe presenciar una película donde el argumento esté hinchado de tantas vicisitudes artificiosas y rebuscadas; que buscan impresionar y estremecer la capacidad de asombro. Por cierto, pequeña pero gran participación de Viola Davis, que con sus pocos minutos en escena, se come a todos en pantalla.